Si me permitís, voy a comentaros un pequeño detalle que pasa desapercibido por varios artistas, incluso en acuarelistas consagrados.
No es otro que el dibujar el final de las ramas de un árbol hacia abajo, o perpendicular al suelo.
De esta manera el árbol aparece muerto, sin vida, sin gracia.
Aún en el invierno más crudo, si os fijáis, podéis observar y dar fe de que el final de TODAS las ramas, incluso las que crecen hacia abajo, apuntan hacia el cielo.
Fijáos y veréis que es asín (como el júrgol).
Que lo sepas.
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