Durante largo tiempo he dicho que "odio los ordenadores", pero no es así realmente.
Odio la patata del ordenador que tengo en el curre (aunque gracias a él escriba estas líneas...), porque va más lento que la colal paro y es más flojo cun cubata de agua con un chorro mirinda.
Es como si digo que odio los coches tan sólo porque tenga que desplazarme muchos kilómetros cada día en un cacharro que no furrula, en lugar de un Crevrolet Corvette del sincuentisáis.
Después de tantas y tantas veces y tantos y tantos días pidiendo uno nuevo al encargado de informática de la empresa ande curro, he decidido pedírselo sutilmente a ver si surge efecto.
Ya veremos...dijo un siego...
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